Thursday, August 25, 2011

La lata de un refresco de cola.

A veces lo más difícil de escribir, es comenzar a hacerlo. No siempre es porque no se quiera, sino sólo porque en ocasiones, simplemente se torna complicado. Complicado de pensamiento, de sintaxis, redacción o de la inspiración misma.

Hoy la dislexia me desespera, no me permite avanzar a la par de mi pensamiento. Mientras, intento reflexionar en de qué manera he sufrido por las circunstancias. He sufrido, he llorado mientras intento recordar el sonido de la lluvia en la lata de un refresco de cola por días, semanas, meses y no sé cuánto más.

He echado a perder tantas cosas, la he cagado tanto y la vida me ha cagado de manera tan brutal a mí, que a veces lo que más me causa expectativa, es el hecho de saber que esto no es nada comparado con lo que se avecina, sin embargo, aquí espero al destino con la frente en alto, para que no se le olvide que con gusto le saldré al camino.

Hoy no es uno de los mejores días. Hoy me doy cuenta de que mi frente en alto no espera, el tiempo vuela y me atemoriza ver la velocidad que lleva. De pronto un capricho, se hicieron temporadas de estancamiento. Mientras, apenada escribo, en los años que pasan sin que pase la necesidad de regresar a la lata de un refresco de cola, que me haga recordar la lluvia en medio del desierto.

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