Thursday, May 27, 2010

Los venires y devenires de la vida después de..


..supongo que después de la resaca de la noche de ayer, no volveré a tomar.. al menos no de esa manera.. al menos no hasta que el próximo 15 se marque en el calendario nuevamente.. salir del túnel. Mirar al horizonte paralelo y recorrer el camino.
Pasaban de las 10 por la noche y aún no decidía si hacerlo o no. Sin embargo entré al sitio común del internet y dejé un saludo en un link familiar, sin esperar ningún tipo de respuesta.. ahí empezó el problema.. la hubo.. en el tiempo perfecto.
5 años o 10.. quizá un par de meses o sólo minutos desde la última vez en que charlamos, un poco más desde la última vez que nos vimos y segundos antes de que nos alejáramos. Nuestra relación nunca fue normal, muchos nos envidiaron, entre rieles y caminos de vía cerrados. Debieron tener razón, los amores verdaderos no proceden.. nunca culminan. Siempre mueren. Y el nuestro no sería la excepción.
Tu partida y la mía era algo inevitable. Tu lejanía mezclada con la mía duele. Nuestra indiferencia.. aleja.. Ahora bien, el alejamiento poco a poco se vuelve relativo. Como bien dije en un principio, he vuelto a sentirte. Mi corazón bailó de una manera en la que no bailaba ya hacía un tiempo. Y no espero con esto no causarte susto, ni remordimiento. Estamos bien, y lo que no sería no será ahora. Sin embargo, prometí dedicarte la noche, como todas esas noches que te he dedicado desde que no estás. Así que me levanté desde el sillón en el que yacía mi cuerpo inerte por desidia, tomé mis ropas más bonitas y me dispuse a arreglarme como pocas veces, total y absolutamente para ti. Regresar a mi época.
Tomé un poco mientras me concretaba en cómo peinarme. En el reloj sonaron las 11 de a noche y supuse que era tiempo suficiente para ir a recordar lo bellos que fuimos. Manejé con precaución hasta el lugar en el que, sabía, se encontrarían unos amigos. Ya llevaban un par de copas de ventaja.. y yo necesitaba entrar en el “mood”. Así que le pregunté al cantinero por un trago, lo suficientemente coqueto, como para alcanzar al resto de la mesa. Un té extraño fue la receta. Fuerte, de sabor amargo y dulce. Nada que un par de limones no pudieran resolver. Y así me pasé la noche. Tomando y perdiéndome en tu recuerdo. Poco a poco.. poco a poco todo se tornó difuso. El cuerpo siente menos. Toco mi rostro y no lo siento, sin embargo el corazón no se deja.. y sigue sintiendo. Sigue recordando esos momentos a tu lado.. aquellas veces en las que te pedía que no nos levantáramos de la cama y tú dabas un brinco. Las veces en que me metí a la cocina y te preparé un pastel en el horno. Esos viajes de carretera, y hasta la vez que, por nuestros jugueteos, terminamos en Tlaltetela. Tu sonrisa y las pocas veces que sólo dormíamos entre camerinos y duendes misteriosos que nunca debieron estar..
El resto de la historia es un poco difusa. Mis amigos pidiéndome que no manejara, aunque ellos estaban peor que yo y ante estas situaciones, no suelo ser necia. Me subí al auto, lista para partir a casa. Es que hay algo que nadie sabía. Yo había prometido regresar y escribirte y decirte tantas cosas con las que me he imaginado: disculpas, muestras de pérdida de orgullo y tal vez, un poco de madurez envuelta de bienvenidas. No podía tardar mucho o te desesperarías y te marcharías. Todos sabemos que no eres el ser más paciente.. y lastimosamente puntual hasta en el mínimo detalle.
Tomé mis llaves y encendí el auto y Dios.. si hubiera estado tan ebria, no hubiera podido encender el auto, no crees?.. Manejé un par de cuadras. La próxima vez pensaré en embriagarme en algún lugar más cercano a casa.. un sueño. Estás en mis sueños. Te puedo ver. Te puedo sentir. No era necesario estar lejos para sentirnos cerca. Aunque realmente pareciera que el tiempo pasa y nos hace personas extraordinariamente ajenas a lo que fuimos alguna vez. Que triste. Me gustaba como éramos cuando fuimos. Como cuando aún se podía recorrer las carreteras por esos rieles que yacen oxidados a la orilla de las carreteras sin que nadie les dedique una mirada.
Mi cabeza aún sigue divagando. Mi cuerpo sigue sin sentir. Aunque ya no se encuentra alcoholizado. Te puedo ver ahora más que antes desde arriba, tu vida estará llena de éxitos espontáneos, mientras yo muero. Muero, pero me llevo conmigo la esperanza de esperar a que te aburras de lo bonito y regreses conmigo, aquí a donde siempre estuviste. Y el tren que me lleva, que me lleva el tren.
En sueños por lo pronto te veo como mi sueño que agradezco sobremanera, el simple hecho de habernos disfrutado desde antes del principio, hasta un poco después del final. Ha valido la pena. Todas las caras, las ropas, los ademanes, los olores.. todo cuanto pasó lo he disfrutado con creces. Te agradezco.
Adios por ahora..
SiL

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