Hoy partimos a Cusco. No hay palabras para describir las montañas
entre las nubes. La cordillera de los andes es muy bella, la disfruté durante
todo el camino.
Al llegar a Cusco nos recibió un letrero de coca-cola, ¡fue muy
lindo! Un poema de la coca-cola, un video y ahora le dedico mis primeros pensamientos en esta cidad; aunque no pasamos mucho tiempo en Cusco, pues el destino oficial era la ciudad
de Pisac.
Pasamos por un par de pueblitos como Calca durante el trayecto;
finalmente llegamos a la ciudad de Pisac; nos recibió el hotel con un té de Coca delicioso, al principio nos dio morbo, pues estamos muy desinformados acerca del uso de la coca, pero el té tiene muchas propiedades, entre ellas, facilita la estancia en las alturas, además de que es delicioso.
Salí del hotel y comí en un restaurante eco-bistro
muy barato. Me comí un sándwich por $4.00 soles, que es el equivalente a 1.25
dólares. Al terminar de comer, di una vuelta por la plaza; toda la plaza
está forrada de puestos que adornan los rincones con bolsos, blusas, llamas y
gorritos de todos los colores habidos y por haber. El simple hecho de verlos es
un deleite. Quisiera comprar todo. Los precios son muy accesibles. Varían desde
los 2 a los 15 dólares; además, dato curioso, las señoras te harán ofertas para
que te lleves los artículos. La verdad es el trabajo tan bello de las
artesanías no permite que regatees demasiado.
Mientras caminaba por la calle, conocí los “anticuchos”, una delicia
gastronómica que sería una constante en mi viaje, pues son unos palitos con
carne ensartada, coronados por una papa en la punta y cuyo precio no rebasa los
4 dólares, es la mejor comida de calle que he probado en mi vida. Al final
fuimos a cenar a una pizzería, poco a poco me daré cuenta de que hay muchas
pizzerías en el área de Cusco. Yo estaba un poco llena, después de mi
anticucho, así que sólo pedí una rebanada de pastel, ¡la mejor rebanada de
pastel que he probado en mucho tiempo! No me la terminé, pero la pedí para
llevar.
Hace frío, mucho frío. Extraño mi casa, pero por alguna extraña razón,
hoy me siento muy cerca de ella.hoy duermo entre montañas, mientras me arrulla el sonido de los canales de agua.
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